Vengo a leerte todas las mañanas
con la sonrisa dibujada de esperanza
me asomo cauteloso a tu ventana
que de una bella canción rebalsa.
Toco tu puerta y nadie atiende
el timbre, el teléfono y del otro lado
no responde nadie…
dice que No estás en casa
con tu propio puño y letra
un aviso en tu pared rosada
y me regreso triste
con mis rotas alas
rodando pendiente abajo
como piedra negra
que perdió sus cantos
rebotando en peñas
estallando en mas pedazos
y me llevan los ríos buscando
de los lagos algún remanso
o el ímpetu salvaje del Atlántico…
© Gabriel
1 comentario:
Querido Gabriel, siempre estás en mi corazón, ocupando el lugar más cálido. Gracias por todo tu cariño.
Un abrazo enorme.
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