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lunes, 5 de noviembre de 2012

DESAYUNáNDONOS


Cuando amanece la luz
Se refleja en tus colinas claras
El esplendor de tu piel
Opaca toda atmósfera que envuelve
La taza de un café que humeante despide su aroma
Y el pan tostado cruje
Deshaciéndose
En los labios hambrientos
(no bastó la noche para saciarnos)
Pues la cama no tiene pies ni cabeza
Después de habitarla
Y el reloj reinicia la marcha
Bostezando con sus manecillas largas.
Me alimenta la dulzura de tu boca
Y tu mirada cansada mejora con una sonrisa
Después de una palmada donde te gusta
Solo queda esperar el tren
Camino a casa
Quedándome un breve adiós
De tu felina mirada
Mientras que la niebla no corte la vista
Los besos toman otro vuelo
Agradeciendo la caricia
Que en el aire las manos agitan
Como dos palomas blancas…




4 comentarios:

Patricia dijo...

El sabor de la dulce noche vivida reflejada tiernamente en tus versos.
Muy bueno!!
Cariños....

María dijo...

El sabor dulce de los sentimientos, de los besos empapados en unos labios húmedos, la fragancia del amanecer.

Un beso.

escuchando palabras dijo...

hermosa, rica y sensual entrada para este comienzo de semana, besitos

hanna dijo...

El amanecer se quedó con los deseos de la noche y su sabor cargado de pasión.
Cuanta sensualidad poeta !!
Besos .