Volver a oír
la voz que me inspiró
mi última canción
Volver a sentir
tu perfume
en mi habitación
Tu sonrisa lejana
reverberar
en el pliegue verde
de mi cama
Y Tú
sin saber
que mi alma
te llamaba
Que eras mía
a todas horas
cuando se me ocurría
y te pensaba
o te soñaba...
Me pareció
adivinar
un leve temblor
en tus palabras
pero no sería
por amor...no?
de eso nada.
Y se llenó de azul
mi lámpara
aquella que jamás
y léelo bien
podrás apagarla...
© Gabriel
la voz que me inspiró
mi última canción
Volver a sentir
tu perfume
en mi habitación
Tu sonrisa lejana
reverberar
en el pliegue verde
de mi cama
Y Tú
sin saber
que mi alma
te llamaba
Que eras mía
a todas horas
cuando se me ocurría
y te pensaba
o te soñaba...
Me pareció
adivinar
un leve temblor
en tus palabras
pero no sería
por amor...no?
de eso nada.
Y se llenó de azul
mi lámpara
aquella que jamás
y léelo bien
podrás apagarla...
© Gabriel
2 comentarios:
Gabriel, hay lámparas que no se apagan nunca. Nos mentimos a nosotros mismos y a los demás, diciendo que sí, que se apagan, pero su llama permanece para siempre.
Un beso muy grande.
Así es Raquel. Hay llamas que no se apagan nunca cuando lo alimenta el amor, aquel amor inmune a la indiferencia y al olvido. Como si no hubiera viento que pudiera extinguirla sino por el contrario, lo aviva mas.
Un beso.
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