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miércoles, 16 de abril de 2008

N.16deAbril

Te llamé
y no estabas
quise oir
esa tu voz
que tanto
extrañaba
llamé a casa
a tu móvil
y no contestabas
qué largo
me pareció
las timbradas
Cómo se alarga
el silencio
cómo se estira
la espera
esta mañana...

© Gabriel

2 comentarios:

Raquel Graciela Fernández dijo...

Gabriel, al leer esta serie de poemas me sentí muy identificada con tus palabras. Hay sentimientos y sensaciones que son universales, ¿no?
Un abrzo!

Gabriel Cordears dijo...

Si Raquel. Nos pasa a todos, generalmente demora lo que más esperamos. El oír la voz de nuestros hijos por ejemplo, o cuando tardan mas de la cuenta en llegar a casa;la angustia se apodera de nosotros y entonces las horas pasan violentas siempre después, no antes. pues antes si que son eternas. ¿No?
Un beso!